DÁMASO ARCEDIANO MONESCILLO
17.12.2014 16:21
Viviendo un sueño
Con las fechas navideñas a la vuelta de la esquina, cuando la rutina de cada día amenaza con pararse por un pequeño periodo de tiempo, es hora de pararme a pensar, echar la mirada atrás y valorar lo que tengo y lo que soy. Si muchos no me conocéis, soy Dámaso Arcediano Monescillo, árbitro de fútbol que en estos momentos vivo despierto en un sueño llamado Liga Adelante.
Después de más de quince años arbitrando (tengo 30 años) , el esfuerzo de cada día, el trabajo bien hecho de cada domingo y el dedicarme al arbitraje en cuerpo y alma, me han regalado un bonito sueño del que jamás me gustaría despertar. Tengo el privilegio de estar arbitrando una bonita categoría como es la Segunda División, donde cada domingo visito una ciudad nueva, muchos campos de 'primera' y veo muy de cerca grandes equipos y grandes jugadores que cuando era niño veía en la televisión.
Todo esto si me refiero al presente, porque si miro hacia atrás, durante estos años he conocido muchas personas que realmente han merecido la pena; desde los campos de la región, hasta todos los rincones de la geografía nacional. Y sí. Os podría contar mil anécdotas, pero en estos momentos y con las fechas tan entrañables que se avecinan, solo me vienen a la cabeza palabras de agradecimiento. Porque hace muchos años, el Comité Técnico de Árbitros de Castilla La Mancha apostó por mí, y no sabría como pagar todo lo que han hecho por mí. Y es que sin lugar a dudas, gracias a ellos estoy aquí, viviendo un sueño...
El arbitraje profesional de hoy en día es muy similar a la preparación de los equipos profesionales de fútbol; entreno un par de horas diarias, tengo preparador físico, me controlan la alimentación, tengo a mi disposición un fisioterapeuta y veo vídeos y leo prensa para estudiar a los equipos y preparar, de la mejor manera posible, el partido del domingo. Me concentro y viajo también el día antes de los partidos y me juego, de una manera u otra, ganarme un hueco en el once como hacen todos los jugadores de los equipos. Y es que un error grave en un momento determinado, puede terminar con mucho tiempo de trabajo, por lo que hay que estar muy concentrado y muy atento para sacar el partido de la mejor manera posible. Pero sin duda, una de las cosas más bonitas, es terminar el partido, quitarme el pinganillo, respirar hondo y dar la mano a 22 jugadores con la cabeza bien alta.
Ya por último, quiero despedirme mandando un mensaje a todos esos árbitros que están empezando o están en categorías más inferiores. Solo tienen que trabajar, esforzarse y luchar, porque un día, si la suerte les acompaña, pueden estar viviendo un sueño tan bonito como el que a mí me ha tocado soñar despierto.
Gracias a todos por vuestra atención y Feliz Navidad a todos.
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